
Durante décadas, los procesos de selección se centraron en diplomas, certificaciones y calificaciones académicas. Sin embargo, en un mercado laboral marcado por la incertidumbre, la automatización y la globalización, las empresas están revalorizando una competencia que antes se consideraba “blanda”: la inteligencia emocional.
Hoy, los departamentos de Recursos Humanos (RRHH) entienden que la capacidad de un candidato para manejar sus emociones, comunicarse de forma efectiva y adaptarse a distintos contextos pesa tanto —o incluso más— que un currículum impecable.
¿Qué es la inteligencia emocional en el trabajo?
El concepto, popularizado por Daniel Goleman en los años 90, hace referencia a la habilidad de reconocer, comprender y gestionar tanto las emociones propias como las ajenas. En el ámbito laboral, esto se traduce en competencias como:
- Autoconciencia: reconocer fortalezas y debilidades.
- Autogestión: mantener la calma en momentos de presión.
- Empatía: comprender las emociones de colegas y clientes.
- Habilidades sociales: construir relaciones y resolver conflictos.
Por qué las empresas la valoran más que nunca

En la era del teletrabajo, la colaboración global y la comunicación digital, los títulos académicos han dejado de ser suficientes para garantizar un buen desempeño. Estudios recientes de consultoras internacionales muestran que:
- El 71% de los reclutadores afirma que prefiere candidatos con inteligencia emocional alta antes que con coeficiente intelectual elevado.
- Equipos con líderes emocionalmente inteligentes registran mayor productividad y menor rotación de personal.
- La resolución de conflictos internos se agiliza cuando los colaboradores saben escuchar y manejar desacuerdos.
Casos en la práctica
En empresas tecnológicas, un programador puede destacar no solo por dominar varios lenguajes, sino por su capacidad de comunicar problemas y soluciones al resto del equipo.
En el sector de atención al cliente, la diferencia entre una queja escalada y un cliente fidelizado suele depender de la empatía del operador, más que de su formación académica.
Incluso en la alta gerencia, los CEOs más valorados combinan visión estratégica con habilidades para motivar, escuchar y generar confianza.
Impacto en los procesos de selección
Las entrevistas laborales también han cambiado. Donde antes se preguntaba exclusivamente por experiencia y títulos, ahora se incluyen dinámicas que ponen a prueba la inteligencia emocional:
- Entrevistas por competencias, en las que se evalúa cómo reaccionó el candidato en situaciones de estrés.
- Role playing, para medir la resolución de conflictos.
- Pruebas psicométricas, que detectan empatía, resiliencia y adaptabilidad.
Un cambio de paradigma
Esto no significa que la formación académica haya perdido importancia. Los títulos siguen siendo un requisito en profesiones reguladas (medicina, derecho, ingeniería). Sin embargo, la diferencia competitiva ya no la marcan las credenciales, sino las habilidades emocionales.
En un mundo donde la inteligencia artificial avanza y muchas tareas técnicas pueden automatizarse, las empresas buscan lo que las máquinas no pueden ofrecer: humanidad, empatía y resiliencia.
👉 La próxima vez que te prepares para una entrevista, recuerda que no solo evaluarán tu currículum. También querrán saber cómo gestionas el estrés, cómo trabajas en equipo y cómo respondes ante el conflicto. Al final del día, son estas habilidades las que sostienen la cultura organizacional y garantizan la innovación.