
Es un modo de vivir que existió siempre y en todas las generaciones. Pero es en esta en la que más se nota, pues se trata de no hacer del trabajo y la carrera el centro de la vida.
El fenómeno conocido como “quiet ambition” está en auge, aunque existió siempre. Pero ahora es cada vez mñás creciente en la generación Z, que prefiere una vida balanceada a un ascenso.
Cada vez más, los empleados resisten la idea de perseguir logros predeterminados solo por alcanzarlos. No se sienten atraídos por objetivos o estatus que no se alinean con sus valores y aspiraciones genuinas. Prefieren adherirse a la “quiet ambition”.
Hoy en día, valoran trabajos que les permitan equilibrar su vida laboral y personal, mantener la calma mental y controlar su tiempo y energía. Esta tendencia se caracteriza por la autenticidad, la introversión y la modestia.
La ambición silenciosa representa un cambio en cómo elegimos trabajar y vivir. En lugar de escalar en las empresas, muchos optan por priorizar su salud física y mental. Aunque esta ambición es menos ostentosa, no carece de valor ni impacto.
El término se mencionó por primera vez en un artículo de Fortune. Posteriormente, la empresa Visier realizó un estudio para comprender cómo se sienten los empleados sobre el avance en sus carreras. Los resultados mostraron que solo el 9 % de los encuestados aspira a una gerencia y el 4 % a un puesto ejecutivo de alto nivel.
Este fenómeno es más común entre los adultos jóvenes, quienes están más dispuestos a apartarse de las expectativas sociales tradicionales. Ellos entienden que el éxito y el progreso pueden lograrse de diversas formas, no solo mediante la escalada jerárquica.

¿Por qué algunos jóvenes no quieren ascender?
No es que los jóvenes no tengan ambiciones. Su sentido de logro va más allá de alcanzar posiciones de autoridad. El rechazo a ascender no refleja falta de ambición, sino una preferencia por formas alternativas de éxito y realización.
Sin embargo, hay empleados, incluidos jóvenes, que aún valoran ascender en sus organizaciones. A continuación, exploramos algunas razones de quienes optan por no hacerlo.
- Evitar el estrés: La Generación Z prioriza la salud mental. Prefieren evitar el estrés asociado con las promociones que implican más responsabilidades y disponibilidad constante sin una retribución significativa.
- Perspectiva personal del éxito: El éxito es diferente para cada persona. Algunos valoran desconectar del trabajo al finalizar la jornada, mientras que otros buscan pasión por su profesión. Los trabajadores redefinen el éxito y se enfocan en lo que realmente les importa.
- Balance entre vida laboral y personal: El 63 % de los encuestados en la investigación de Visier considera la conciliación trabajo-vida personal como un requisito innegociable. Prefieren no sacrificar su tiempo libre por títulos de prestigio.
- Desconfianza en las jerarquías tradicionales: Algunos trabajadores rechazan las estructuras jerárquicas convencionales que no se ajustan a sus valores. Prefieren entornos colaborativos y horizontales o trabajar por cuenta propia para tener mayor autonomía.
- Inseguridad en habilidades de liderazgo: Algunos jóvenes evitan subir de puesto porque no confían en sus habilidades de liderazgo. El liderazgo introvertido, centrado en la empatía y la inclusión, surge como una alternativa viable.

El desafío para las empresas frente a la «quiet ambition»
La falta de interés en puestos de gestión plantea un reto considerable para las empresas, que podrían enfrentar una escasez de candidatos para roles de autoridad esenciales. Para retener talento y fomentar el avance, las organizaciones deben implementar medidas específicas como:
- Ofrecer opciones de trabajo flexible.
- Revisar la compensación económica.
- Brindar un programa de beneficios competitivo.
- Promover una cultura de colaboración y crecimiento.
- Presentar oportunidades de capacitación y apoyo en habilidades de liderazgo.
El crecimiento no está arriba, está adentro
Durante mucho tiempo, se ha promovido la idea de que el éxito está ligado al poder y prestigio. Sin embargo, este enfoque puede pasar por alto elementos relevantes del bienestar y la realización personal, como la autenticidad y el equilibrio.
El verdadero crecimiento radica en conocer quiénes somos, qué nos hace felices y cómo hacer una diferencia en el mundo. Aunque a veces el progreso implique alcanzar la cima en la escalera corporativa, no es el único camino hacia el éxito.
Esta perspectiva ofrece a las empresas la oportunidad de repensar las prácticas laborales y reevaluar la cultura organizacional. Con la tendencia emergente de la ambición silenciosa, necesitan adaptarse a la nueva realidad y adoptar enfoques más flexibles y centrados en el individuo.