Todos conocemos un chismoso y un envidioso, pero estas cinco tipologías típicas te harán reir, o llorar. Debes identificarlos y evitarlos

¿Quién no ha trabajado con alguien que solo quiere chismes y hace perder el tiempo a todos? ¿O con un compañero que está pendiente de los logros de los demás porque le molestan? Pues hay cinco tipos de tóxicos tipificados que generar risas en las novelas, pero disgustos en las organizaciones.
En este listado seguro encuentras a alguien que conoces. Más allá de las características, es vital que los departamentos de recursos humanos sepan que existen estos comportamientos e intenten minimizarlos, ya que pueden afectar –y mucho- la productividad.
El chismoso
Este tipo de compañero siempre está esparciendo rumores y chismes sobre los demás. Le encanta hablar sobre los errores, las decisiones personales y los asuntos privados de los otros empleados. Su comportamiento genera desconfianza y crea un ambiente de inseguridad y desunión.
El quejumbroso
Constantemente insatisfecho, el quejumbroso nunca deja de encontrar algo negativo en cada situación. Se queja del trabajo, del jefe, de los compañeros y de las políticas de la empresa. Su negatividad puede ser contagiosa y puede disminuir la moral del equipo, afectando la productividad y el bienestar general.
El egocéntrico
Este compañero está más interesado en su propio éxito que en el del equipo. Toma crédito por el trabajo de otros, se asegura de que sus logros sean notados y minimiza las contribuciones de sus colegas. Su falta de colaboración y su necesidad constante de atención pueden generar resentimiento y desmotivación entre los demás miembros del equipo.
El pasivo-agresivo
El pasivo-agresivo es difícil de tratar porque su toxicidad no es siempre directa. Puede expresar su descontento de manera sutil, a través de comentarios sarcásticos o acciones que parecen inocentes pero que tienen la intención de sabotear o menospreciar a los demás. Esta actitud crea un ambiente de tensión y confusión.
El saboteador
Este tipo de compañero busca activamente hacer que otros fallen o se vean mal. Puede retener información importante, difundir mentiras o crear conflictos entre los compañeros. Su comportamiento destructivo puede llevar a un ambiente de trabajo hostil y competitivo, donde la confianza y la cooperación son casi imposibles de mantener.

¿Qué hacer?
Más allá de que cada uno de estos caracteres existe en todas partes, en el trabajo se deben tomar con mucho cuidado y esto puedes hacer
· Comunicación abierta y asertiva Hablar directamente con el compañero tóxico puede ser incómodo, pero a veces es necesario. Aborda el tema de manera calmada y profesional, explicando cómo su comportamiento te afecta a ti y al equipo. Usa declaraciones en primera persona (por ejemplo, “Yo siento que…”) para expresar tus preocupaciones sin parecer acusatorio.
· Establecer límites claros Es fundamental establecer límites con compañeros tóxicos. Sé claro sobre lo que estás dispuesto a aceptar y lo que no. Si un compañero siempre interrumpe tu trabajo con chismes o quejas, amablemente pero firmemente dile que necesitas concentrarte y que prefieres no participar en conversaciones negativas.
· Buscar apoyo y documentar incidentes Si el comportamiento tóxico persiste, busca el apoyo de otros colegas o tu supervisor. Documenta los incidentes específicos de comportamiento tóxico, incluyendo fechas, horas y detalles relevantes. Esto proporcionará una base sólida para cualquier conversación futura con recursos humanos o la gerencia.
· Fomentar un ambiente de trabajo positivo Contribuir activamente a crear una cultura laboral positiva puede contrarrestar el impacto de los compañeros tóxicos. Promueve la colaboración, el reconocimiento de los logros y la comunicación abierta. Ser un modelo de comportamiento profesional y positivo puede influir en el ambiente general y reducir el impacto de la toxicidad.
· Buscar ayuda externa si es necesario En casos extremos, donde el comportamiento tóxico afecta seriamente tu bienestar mental o emocional, considera buscar apoyo externo. Esto puede incluir hablar con un consejero laboral, un coach profesional o un terapeuta. Ellos pueden ofrecerte estrategias para manejar el estrés y abordar la situación de manera constructiva.
